Sobre mundos arcoíris, cambiaformas y magos que eligen su género
Una guerrera legendaria como icono LGTBI, un mercenario no binario y dos gemeles especiales: la fantasía también es diversa
Hola, amigx*,
Después de estos días de celebración de la diversidad y la bandera arcoíris, necesito hablarte de She-Ra, porque no hay nada más diverso y arcoíris que She-Ra. Me refiero a la serie de animación de Netflix She-Ra y las princesas del poder, una fantasía de cinco temporadas que me descubrió una amiga de la infancia con la que reconecté hace relativamente poco (gracias, Ro🩵). Lo más bonito de este mundo de magia y artefactos tecnológicos, de princesas con poderes y portales interdimensionales, son sus personajes. Y todos son queer.
*Amiga, amigo, amigue.
Lloré con She-Ra por primera vez en el capítulo cinco de la segunda temporada. Fue culpa de una escena breve, una conversación inesperada entre dos enemigos, Scorpia –una mujer-escorpión con las sienes rasuradas que adora los abrazos– y Sea Hawk –un capitán guapo de ego frágil–, que, atrapados en un búnker, comparten sus inseguridades, se escuchan, se comprenden. Y Scorpia se pregunta: “Is there something wrong with us?”.
Por supuesto, el drama enseguida termina bien: “I don´t need their opinions to validate me!”, proclama Sea Hawk. Es una de las maravillosas dosis de oxitocina de She-Ra, capítulos que resuelven el dilema planteado en apenas 20 minutos. La serie está repleta de perlas de ternura como esta, píldoras iluminadoras que se desarrollan con sencillez –que no simpleza– en dibujos tecnicolor. Aunque traten problemas de raíces profundas, situaciones complejas y reconocibles; la autoexigencia de Adora (la superheroína que encarna a She-Ra), el proceso de duelo de la princesa Glimmer, la envidia que consume a Catra, la identidad que oculta Bow a sus padres…
En caso de que no tengas ni idea de lo que estoy hablando, un poco de contexto. She-Ra es una adaptación de una serie estadounidense de los años ochenta que narraba las aventuras de la hermana gemela perdida de un héroe legendario, He-Man. Esa She-Ra original fue un invento de Mattel (27 años después de que la primera Barbie se presentara en sociedad), una suerte de Wonder Woman rubia de piernas torneadas y cintura de avispa, pintalabios rojo en una boca de piñón, pómulos definidos, nariz diminuta, ojos almendrados y cejas afiladas. En cuanto a su némesis, Catra, imagínate un disfraz cutre de Halloween, un intento de Catwoman sexy a partir de artículos del bazar de la esquina.
Las comparaciones son odiosas👇
En 2018, Dreamworks y Netflix lanzaron el reboot de la serie y She-Ra y las princesas del poder se convirtió en un icono LGTBI. Todo es diverso y todo está bien construido. Hay parejas lesbianas y parejas gais, cuerpos redondeados, una reina mucho más alta que su rey, pieles oscuras. Hay relaciones entre personajes del mismo género que culebrean por la frontera entre la amistad y algo más, mujeres que bailan con mujeres y se sonrojan, hombres que admiran los músculos de otros hombres. Es sutil y evidente al mismo tiempo.
Un ejemplo de personaje maravilloso. Double Trouble es un cambiaformas reptiliano de rasgos femeninos, voz melosa y aires drag, un mercenario al margen de los moldes sociales, un espía, un superviviente, y un personaje no binario. Desde el principio fluctúa en el espectro masculino-femenino, y se confirma en cuanto el resto de personajes utilizan el pronombre they (el equivalente a elle en inglés). Su actor de doblaje, Jacob Tobia, también es una persona no binaria.
She-Ra no es una serie infantil, sino un caleidoscopio de identidades que dibujan una trama arcoíris hermosa, tan desigual como coherente. Podría explayarme mucho más (aún tengo por delante temporada y pico y no descarto volver a contar cositas por aquí después de que el final me haya roto el corazoncito, porque sé que eso es lo que va a pasar). Pero quiero detenerme en otra historia preciosa y diversa y literaria, una en la que los magos escogen su propio género.
Me refiero a Las mareas negras del cielo, de Neon Yang (Singapur, 40 años), un autor queer que presenta una tierra de criaturas ancestrales, poblada de velocirraptores de cráneos emplumados (sí, velocirraptores) y algún que otro qilin (un ser temible de la mitología china), un mundo regido por los designios de los hados e imbuido de magia a través del Remanso. Los protagonistas son dos gemeles, Mokoya y Akeha, dos niñes poderosos que crecen y eligen su género y su destino.
Esta novelette fue finalista de los premios Hugo y Nebula –los más prestigiosos del género– a la mejor novela corta en 2018. Reconozco que me acerqué al libro con cierto recelo, pero Las mareas negras del cielo es una lección de lenguaje inclusivo y un relato ágil, original, absorbente. Que haya niñes que definen su género en la pubertad es un elemento importante para la comprensión del mundo imaginado, para el desarrollo de la trama y, sobre todo, para la evolución de los personajes principales. Además, hay tantos giros inesperados que es delicioso.
Por si no te he convencido ya: consumamos más literatura fantástica y de ciencia ficción diversa, porque el mundo es diverso, y punto. Porque hay autores que se atreven a plasmarlo y se esmeran en elaborar identidades fascinantes. Porque no hay mejor género para romper con los modelos tradicionales. Porque siempre está bien que nos descoloquen la cabeza.
Si has llegado hasta aquí, estupendo, porque quizá quieras profundizar más en ciertos temas que he comentado. O simplemente tienes tiempo, así que dejo algunos basics –desde artículos a podcasts, pasando por series o arte, reportajes o películas– para que puedas explorar por tu cuenta.
Hablando de tramas diversas, las críticas de los fans de Star Wars a la serie The Acolyte son tremendas, y su directora y guionista, Leslye Headland, se defiende en este artículo de El País: “Si te involucras en el racismo y el odio, no eres fan”. Mi opinión: por supuesto que el problema de la serie no es su protagonista negra y lesbiana ni el jedi filipino-canadiense, sino todo lo demás, como que Headland pretenda cruzar Kill Bill y Frozen en el universo de la Fuerza 🤦🏻♀️
Sobre la importancia de la diversidad en la literatura, el rainbowashing en la industria editorial, un poquito de omegaverse y fanfiction… Este episodio de Una mala lectora, el podcast de Fernanda Espinosa que recomiendo mucho mucho📚
Descubrí hace poquito que existe eso del omegaverse, y otras cosas locas, como el romantasy1 con monstruos. The Cut lo explica aquí (en inglés) al detalle; estoy hablando de sexo con minotauros o seres de lengua bífida o dos penes.
Una última recomendación, al margen del género fantástico, pero no menos importante: escucha a Camila Sosa, la reina de la literatura travesti, que despegó con su novela autobiográfica Las malas 💄
En el podcast, Camila dice esto:
“Lo que tenés que reclamar cuando haya personajes trans es que sean hondos, complejos, brutales, mezquinos, que no se les perdone absolutamente nada, que sean heroínas, que se enamoren… Como lo puede hacer un hombre o una mujer”
Un escritor necesita gasolina para escribir, y no lo digo yo, sino Mariana Enríquez, y ese combustible son los libros (y si no escribes, también, todos tenemos cerebros hambrientos). Este es el rincón de la newsliter reservado para ellos.
La mano izquierda de la oscuridad, de Ursula K. Le Guin (Minotauro). Imprescindible. Es uno de los hitos contemporáneos del género, una de las primeras obras de ciencia ficción feminista. Ursula introduce en el planeta Invierno habitantes andróginos, bisexuales y hermafroditas que, una vez al mes, adoptan uno y otro sexo para reproducirse, y explora a través de ellos una sociedad sin relaciones de dominación sexual.
Las mareas negras del cielo, de Neon Yang (Duermevela). La dejo por aquí para que sepas que es la primera parte de la tetralogía del Tensorado. Yo la tengo pendiente.
Si tienes poco tiempo: El Fenghuang, de Millie Ho. Es un relato corto que puedes leer y/o escuchar en Las Escritoras de Urras (un proyecto maravilloso que difunde cuentos de autoras de fantasía, ciencia ficción y terror). Cuando su protagonista, Candice, pierde los papeles, estalla en llamas, pero conoce a Fiona, otra joven con otra patología mágica. Y no cuento más.
Si te ha llamado la atención eso que he comentado más arriba del monster romance, quizá puedas probar con la saga Ice Planet Barbarians, de Ruby Dixon (Planeta), sobre una joven abducida y emparejada con un alienígena de cuernos y piel azul aterciopelada.
Me habría gustado enviar esta newsliter antes, y poder felicitar el Orgullo a tiempo, pero a veces la vida se interpone. En cualquier caso, que sepas que podrás recibir estas cartas en tu buzón cada quince días.
Espero que hayas disfrutado tanto como yo de esta entrega tan especial. Puedes decírmelo, o comentar, sugerir, criticar –siempre de forma constructiva para que lo lleve bien– cualquier cosa. ¡Todo feedback es bien recibido!
🌈Te abrazo✨
¡Hasta la próxima!
Cris
Si no sabes qué es el romantasy, estás tardando en leer la anterior entrega de esta newsliter.
Me ha encantado este post y me ha dado muchas cosas que leer/ver, ojalá tener más de 24 horas al día para todo xD
Por cierto, si te ha gustado She-Ra te recomiendo muy fuerte que veas Steven Universe.
Un saludo 💕